La Bodeguita del Medio


La Bodeguita es ya la bodegona,/ que en triunfo al aire su estandarte agita,/ más sea bodegona o bodeguita/ La Habana de ella con razón blasona./ Hártese bien allí quien bien abona/ plata, guano, parné, pastora, guita./ Mas si no tiene un kilo y de hambre grita./ No faltara cuidado a su persona./ La copa en alto, mientras Puebla entona/ su canción, y Martínez precipita./ Marejadas de añejo, de otra zona./ Brindo porque la historia se repita,/ y porque es ya la bodegona,/ nunca deje de ser La bodeguita. Así describió Nicolás Guillén –Poeta Nacional–, en verso, la inolvidable experiencia de una visita al restaurante cubano La Bodeguita del Medio, reconocido internacionalmente. Mientras otro grande de las letras, el escritor norteamericano Ernest Hemingway, Premio Nobel de Literatura, dejaría grabado de su puño y letra, en una de las paredes del establecimiento: My mojito in La Bodeguita, My daiquiri in El Floridita. Junto a otras rúbricas como las de Errol Flynn, Salvador Allende, Pablo Neruda, Gabriela Mistral, Agustín Lara, Carlos Mastroiani.

Esta posibilidad de perpetuar la estancia del visitante  con una firma, una foto o algún objeto la brinda este típico restaurante –ubicado en la calle Empedrado y a solo unos pasos de la legendaria Plaza de la Catedral en La Habana Vieja–, y a la vez uno de los mayores atractivos turísticos de La Habana. La Bodeguita ofrece en su carta menú garante de la genuina cocina cubana: masas de puerco, frijoles negros, pierna de cerdo, arroz blanco, yuca con mojo, chicharrones y tostones, pierna de puerco asada en su jugo, todo con el acompañamiento de típicas bebidas de la Isla como el mojito. La música tradicional que se degusta en el lugar es otro de sus grandes atractivos, junto a la posibilidad de exhalar el aroma de un puro cubano.

El origen del nombre –bautizada por sus clientes–, viene precisamente por su ubicación en el mismo medio de la calle donde está enclavada, algo no usual en las bodegas (pequeños mercados de vecindarios) ni fondas (pequeños establecimientos donde expendían comidas) de los años 40, década en que fue creada. Primero fue bodega La Complaciente, cuando la compró Ángel Martínez en 1942 para rebautizarla como la Casa Martínez y vender allí productos típicos y algunas comidas, por lo acogedor del lugar comenzó a ser sitio de encuentro de amigos. Luego con Félix Ayón y la venta de comida criolla en 1948 dio paso a lo que es hoy, su demanda fue creciendo enormemente con el tiempo. Un año después, en 1949, llegaría la mujer que le imprimiría el sello a la comida criolla de la Bodeguita: Silvia Torres, La China. Su inauguración oficial fue el 26 de abril de 1950. Hoy cuenta con similares establecimientos en Alemania, Argentina, México, Inglaterra, Gijón, Bolivia, Venezuela y Colombia.

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