Como una reminiscencia, en su ambientación, de las costumbres marineras de la Isla entonces colonial, se levanta el Mesón de la Flota.
La Habana, denominada también llave del Golfo, fue un importante puerto de las Indias en el cual atracaban galeones que en su travesía hacia el Viejo Continente, hacían una parada en la bahía habanera antes de seguir su largo viaje. Esto trajo consigo una amalgama de culturas y costumbres, además de la actividad comercial, ambiente en el cual abrió el Mesón de la Flota beneficiado por su cercanía a la bahía y a la Plaza Vieja.
El establecimiento está equipado con cinco habitaciones cómodas armadas de las más exigencias de la actualidad en cuanto a climatización y confort; además de su privilegiada ubicación muy cerca de museos y de toda la actividad cultural de la ciudad.
Su espacio más conocido es el restaurante de igual nombre construido a la usanza española, evocando a las tabernas de la colonia. Su ambientación es netamente marítima, en una mezcla de símbolos de la marinería, algunas réplicas de navíos antiguos y banderas del código marítimo de señales.
Entre las ofertas de este restaurante está el amplio surtido de vinos de diferentes países y la exquisita e inigualable de tapas españolas; junto a otras posibilidades como la de elegir entre postres criollos y españoles, platos fuertes con guarniciones o entrantes fríos y calientes al gusto.
Los platos que le otorgan un sello distintivo y de calidad son elaborados con langosta –la reina del Caribe–, como la “langosta borracha con frutas del Caribe” confeccionado con el exquisito crustáceo como base y adicionándosele ají, mantequilla, cebolla con jugo de piña y dados de piña y frutabomba.
Un excelente elenco artístico ameniza el deleite culinario. Dispuesto con un pequeño tablao, diferentes grupos de música flamenca y danza rememoran los bailes y cantos españoles.
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