En Cuba hay una frase que reza: a falta de pan, casabe, y es que ese pan elaborado a partir de la harina de yuca y que fuera alimento insignia de la cultura aborigen, específicamente de los taínos y que establecieron sus asentamientos en buena parte del archipiélago cubano desde antes de la llegada de los españoles en 1492 hasta inicios del siglo XVI, es parte indispensable de la dieta alimentaria de muchas regiones orientales y centrales de la Isla; también alimentó a los mambises del Ejército Libertador y hoy, como una labor reivindicadora y en justo homenaje por ser uno de los íconos de la cubanidad, el casabe será promovido como Patrimonio Cultural de la Nación.
Esto ocurrirá durante la celebración de la Tercera Jornada de la Diversidad Cultural para el Diálogo y el Desarrollo que se desarrollará en la histórica Ciudad de los Tinajones: Camagüey, del 21 al 25 de mayo. La directora de ese evento, Daimi Ruiz, y a su vez al frente de la Casa de la Diversidad Cultural de esa provincia, destacó la presencia de especialistas de toda la Isla participando en debates sobre la cultura alimentaria y la resistencia y el legado de la cultura aborigen cubano.
Para la confección del casabe, los aborígenes taínos utilizaban objetos propios de esa cultura como el burén que era un plato de cerámica en el que se extendía la catibía o masa deshidratada de la yuca que luego se ponían al fuego para la definitiva cocción en forma de torta, los guayos de piedra y los raspadores, en los que pelaban y rallaban la yuca.
Ante este sabroso alimento también sucumbieron los europeos, incluso los Cronistas de Indias lo mencionaron en sus célebres crónicas por el rendimiento y la aceptación entre los comensales conquistadores. Pero su período de esplendor se extendió solo hasta finales del siglo XVI cuando es desplazado en casi toda la Isla por la importación de trigo proveniente de México y España, aunque no dejó de degustarse en algunas zonas orientales del archipiélago.
Otras evidencias históricas evidencian una superioridad en la calidad de la producción de casabe en el siglo XIX, en zonas del occidente cubano y también varias plantaciones de yuca amarga, la idónea para su confección y también del almidón.
Hoy, pleno siglo XXI, para degustar el casabe como originalmente lo confeccionaban los aborígenes, hay que llegarse a la zona de Sierra de Cubitas, en Camagüey.
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